Me quedo.

Me quedo con aquellos con los que puedo puedo sacar pecho de una mente y corazón maltrechos, con aquellos con los que mi heridas me saben a menos, viendo que sus cicatrices los hacen más, con aquellos que saben que lo que somos no es de donde venimos, sino donde estas, con quien sabe que quien quieres ser es el paso que das, pero siempre, sin olvidarte de donde vas.

Me quedo con quien te valora no por lo que de ti necesitan, más le abren los brazos a lo que das, me quedo con quien no busca pues es quien de verdad puede mirar, por quién elige escucharte y no juzgarte, quien te alienta a mejorar sin querer cambiarte, por quien eliges no marcharse cuando quieres quedarte, por quién elige quedarse cuando no quieres marcharte.

Me quedo con quien no se fue, porque quién decide estar acaba siendo, y quien decide ser acaba por estar, me quedo con quien es capaz de seguir por la misma senda en camino repleto de salidas de emergencias, con quien en las emergencias te hacen salidas, me quedo con quien quiere pasear y no correr, sabiendo que lo único que pasa, siempre es la vida.

Me quedo con quien eres por quién soy, y quién soy no quiere irse pon quien eres, ¿cuantos se han quedado cuando han visto lo que de verdad cobijan estás cuatro paredes?

Viendo cómo mi ser crece, nuevos días que podrían ser iguales confirman lo que ya parece, es el cambio lo único que permanece, y dime, ¿cuantos se han quedado cuando en mi calendario empezaba otro martes trece?

Es por eso que me quedo con quien se queda porque se quiere quedar, me quedo con quien se ata los zapatos, y al camino no se quiere atar, quien quiere despertar sin dejar de soñar, con quien sabe ser y a la vez estar, me quedo aquí si te quieres quedar.

Si inicie este viaje sabiendo que un día este habría de acabar, como no voy a quedarme con quien se queda sabiendo que algún también se marchará.

Armar la paz.

Quise que mi boca fuese arma

pues la guerra quería vencer

mascaba cada palabra como si de balas se trataran

buscaba dianas fáciles a las que disparar

no era más que otro necio

pues no existe arma que la paz halla podido lograr.

Preguntas.

Tenemos que hablar, me dije, cerrando los ojos en mitad de aquella oscuridad, solo rota por el reflejo de la pantalla, quise obviar el comentario fijándome en esos detalles, pero sabía que esta vez no había salidas, no estaba enfrentándome a un espejo al cual podía dejar tirado con tan solo apartar la mirada, no, está vez estábamos los dos aquí.

«¿Que te pasa?» Preguntó, aún ya conociendo la respuesta, sabía que tramaba, eso de contarle a alguien tus problemas aún sabiendo que no le importan lo inventé yo, así los materializaba y podía luchar contra ellos, o eso creía.

«¿Ahora lo entiendes?» Eso quería creer, mientras yo mismo formulaba la pregunta, no era cosa de pelear contra un gigante, no es una cruzada contra mis trabas, es un deseo.

«¿Deseo de que?» Casi no acabo la pregunta pues me la estaba haciendo a mí mismo, otra pregunta cuya respuesta busco fuera estando dentro, la respuesta por la que a veces deseo que el tiempo pase rápido, y otras lento, deseo, ¿que deseo? Supongo que lo que cualquier alma vestida de cuerpo desea, amar un alma y desear un cuerpo.

«¿Eso es todo?» Si, lo es todo siendo una parte, es la base de lo que todo parte, es eso que me hace querer hacer de un puñado de palabras arte, es hacer algo de la nada y que acabe siendo un todo.

«¿Y porque estás aquí?»

«¿Porque estamos aquí?» Maticé, la pregunta que siempre le acaricia al oído el dedo a la cuerda de la guitarra, siendo el acto de la pregunta ya en si una respuesta, estamos aquí porque nos necesitamos para cuando el silencio no basta, nos necesitamos para hacer de la solitaria divinidad vida, vida que necesita muerte para saberse vida.

«¿Entonces ya está?» Volvió a preguntar el dedo a la cuerda, y si, ya estaba, el fin le llegó al sonido y silencio volvió a interrogar, la magia querido dedo, está en volver a preguntar.

El acuerdo.

Torno el aire que rodea la comisura de mis labios de color gris mientras exhalo, paro de escribir para dar otro calo, supongo que es eso, lo malo, es por mas que sepa que me duele, volver a darme otro palo. Supongo que es esa intrínseca adicción al dolor la que me hace esperar 5 minutos más antes de poner un pie en el suelo al despertar, ese sin sentido de seguir esperando atrás cuando quiero ir hacia delante, sentirme solo entre tanta gente, sentirme pequeño sabiendo que soy un gigante.

Mientras paro a leer mis propios versos inhalo muerte buscando sentirme vivo, juego a morirme pues es en mis versos en el único lugar en el que puedo realmente, sentirme vivo. Por eso cuando no se a donde más acudir me refugio en tus brazos, por eso siempre acabo acudiendo a ti, pues tu eres mi principio al fin y al cabo, porque en tu retina clavo un cartel de se busca, para así siempre verme a mi mismo en tu mirada reflejado.

Y que si he venido con lo puesto, un poco puesto y poco dispuesto a ganarme el puesto, y que si quiero vivir sin pagar impuesto pero alguien lo ha impuesto y el hecho de que deba pagarlo ya se da por supuesto, y que más me da la consecuencia, soy la causa, la diferencia que es distinta al resto.

Quise jugar a ser escritor, sin meterme en el papel, y ahora es el quien me reclama, se ha convertido en mi piel, son tatuajes en el alma que jamás se podrán ver, pero los pocos que sepan sentirlos, sabrán apreciar el trazo de mi pincel, cuando escribo, cuando vivo, cuando tropiezo y una vez mas sigo, cuando cumplo lo que prometo y cuando no hago lo que digo. Quise acariciar su cuerpo sin sentir que fuese mío, quise calmar con mi fuego, no luchar contra su frío, pero si va a caminar conmigo su destino ya es el mío, ya no me desvío si siento que vuela conmigo, es viento bajo mis alas, la clara agua del río, las montañas que diviso, y el amado fuego mío.

Es mi Ilíada contada en mi tierra deseada, la llegada del Mesías en unos versos contada, es la promesa de una unión que fue firmada hace siglos y a día de hoy su juramento me mantiene vivo, es el pacto de un poeta medio muerto, que caminaba como quien tiene sed en medio del desierto, un viejo lo calmó y calmó su sed con un acertijo, ¿con que se escribirán los versos que saciaran tu sed, oh poeta maldito?

Con mi sangre, respondí, el acuerdo ya esta escrito.

Ha tanto tiempo.

Hace tanto tiempo que no acudo a ti en busca de abrigo que casi se me olvida como arroparme en tu hoja, hace tanto tiempo que no ardía la hoguera de mi pecho que por un momento incluso me ha parecido sentir frío, hacia tanto tiempo que no sentía ese vértigo, que lo que ellos llaman mariposas en el estómago, por un momento ha parecido una bandada de gaviotas buscando tierra en medio del basto océano.

Hace ya tanto tiempo, que parece que ambos habíamos casi olvidado ya la existencia del otro, como quien se olvida de su cara por miedo a mirarse en el espejo, hace tanto ya que no acudía a ti en busca de alivio, que el temblor de mi cuerpo ante tu tacto que todo lo que antes era duro, ahora parece asustado y blando.

Hace tanto que no hablamos que podría pasarme horas contándote que pasó, pero creo que ambos sabemos a qué he venido, ambos sabemos porqué, y eso que el último en enterarme, siempre soy yo mismo.

Ha pasado el tiempo pero he vuelto, he vuelto para tratar de hacer del miedo algo bonito, y ahora que el miedo no tiñe mi sangre de color tristeza, se que la alegría de encajar es saber que tú ya eres una pieza.

He vuelto a buscar en tus párrafos todo lo que siento cuando en mi mente la imagino en versos, he vuelto a que rasgues mis cuerdas vocales hasta hacer que lloren las guitarras al alba, vuelvo como siempre a ti a buscar el fuego que enciende mi alma, vuelvo a ti, porque en ti puedo encontrarla.

Vuelvo a ti buscando calma en medio de la guerra, como un soldado en la trinchera escribiendo su última carta, vuelvo a ti porque aunque aún no se qué busco, encontré algo que ni siquiera sabía que buscaba.

Vivir.

En esta noche fría me refugio en mi rincón, a luz de la veles mis dedos son escriben palabras sin voz, descanso mi garganta que se prepara para gritar esa mis palabras a unos oídos a los que nos les gusta escuchar, voy a enseñarle a ver a uno ciego, que no quiere mirar, esa es mi tarea, lo imposible lograr.

Descansan juntas mis piernas están hartas de andar, cambiando siempre el rumbo y nunca llegando a ningún sitio, esta vez es por ellas, por lo que me aguantan, solo quieren un destino y el suyo es el mío

Ahora descanso porque simplemte me apetece estar manso en un mundo en el que para salir adelante has de ser bravo, me cansa el luchar batallas perdidas antes de empezar porque son suyas las reglas y aún así yo a un desafío no me puedo negar. Descanso porque ya está bien de cabezazos, prefiero estar despierto que dolido y confundido, descanso de necesitar alzar la voz, lo que digo se puede decir más alto si, pero seguro no más claro.

Aclaró mi mente y me dejo fluir, el río que nace de mi me da sed, y esque de mi propia agua a veces no se beber, ahora de mis ojos brotan gotas hacia dentro en forma de recuerdos vivos en los que vivo me sentí, sentir es ser, los requisitos indispensables para existir.

Y que están frías mis manos si en mi pecho me arde el corazón, cuando me congelo, se me llena de humo el pulmón, me tumbo en las suaves manos de un instante y prefiero dejarme llevar por las manos de los que vendrán, y así mecido por momentos, a veces, es la mejor manera de vivir.

Dar la cara.

Me siento a escribir como antaño, aunque ya no me siento como entonces

puedo decir que la vida es eso que pasa mientras te conoces

si la mía es un tren acaba de saltar por el barranco y voy en el primer vagón

hice de mi autodestrucción un estudio, la llame deconstrucción.

Igual que mañana al despertar no seré el mismo

tampoco lo fui cuando pude salir de mi mas oscuro abismo

ahora mismo escribo una letra que me pidió escribir mi pecho en el pasado

y le prometo a mi futuro que su deseo le será concedido.

Ya no pido asilo pues tranquilo en mi cabeza vivo, puede que demasiado,

ahora nada necesito aunque veces vea solo, a veces pesa demasiado.

Si se vieran en mi cabeza como los veo yo

mas de uno entendería lo que es el verdadero amor

a veces doy las gracias, por los que a día de hoy me rodean

se que suelo decirlo, pero tampoco esta de más que lo lean.

Ahora no me hurgo las heridas del pecho para poder sentir,

que lo a hecho pecho, no queda otra que seguir

no prendo la hoguera para poderme ver ader

¿Fuego un dragón? En el me vi nacer.

Necesitaba estar conmigo, hablarme

mi mente tiene hambre y yo no paro de cansarme

necesitaba callar, escucharme

se que tengo mucho que decir, acabarán por escucharme.

Antes mis dedos en el teclado eran golpes de dolor

ahora pintan notas en el folio la magia de la canción

escribir de sentimientos, sabemos, que tiene dos caras

yo he venido a dar la mía, ni la buena ni la mala.

Un par.

El motivo por el cual hoy vuelvo a marcar de tinta una hoja en blanco, es el rojo que tinta mis venas, es el recuerdo de la libertad que un día me dieron sus cadenas.

Repaso las tres cicatrices que porto en el pecho, los que podría haber hecho, los que podría haber dicho, los besos no dados, y los te quieres no dichos.

Las palabras que dejó caer son los consejos del ayer que gritan hacia el futuro, son el saber que a mí, nada me esconde un muro, las ganas de salvar para ser salvado, el ir de frente y no dejarme a mi a un lado.

Es el fuego helado en el lecho de un dragón el que mejor describe la calma en la que está tormenta me tiene sumido, sueño más despierto que dormido, y a veces duermo de más cuando siento que no vivo. Son la piel en carne muerta esperando el tacto que la reviva, son a la boca la saliva, que si no son mis palabras sin que alguien las reciba.

Es hablar con la mirada habiendo bajado el escudo y la espada, es la comunicación antes y después de las palabras, pues durante son las boca las que hablan, a veces murmurando, y otras entre ellas calladas.

Cuando intenté quemar sus fotos, en mis ojos se grabaron, ahora las veo hasta con los ojos cerrados, no sirve el olvidar, no puedes quitarte las piernas con las que aprendiste a andar, intenta arrancarte el corazón con el que aprendiste a amar, intenta vivir sin el pecho que te permite respirar.

Ahora el nudo en la boca del estómago no me quita el hambre, ahora allí donde sus dedos un día pasearon lucen escamas doradas que protegen su esencia para que siempre estén conmigo, las grandes hogueras que antaño ardían cuando la noche caía lucen apagadas, ahora sus cenizas vuelan junto al viento, y cuando sopla, me narran nuestras historias como si fuesen de cuento.

Dejo mi marca en un papel sin marcar como las huellas que voy dando en mi camino sin andar, suspiro cuando miro atrás y solo veo un par, en la orilla me respeta el mar, dice mi huella en el mundo no quiere borrar, me pide que me acerque, y yo un espacio quiero guardar, y esque el andar es más andar si andan un par.

Vuelta al folio.

Vuelvo al folio como quien da marcha atrás habiendo olvidado la pregunta. Vuelvo cargado con un saco de respuestas que a punta de pistola le saque a mi corazón. Vuelvo al folio armado si, pero vuelvo sin saber dónde apuntar.

Cree un soldado cuyo corazón latía a bajo cero, buscando calmar el fuego que ardía sobre su piel, un soldado lógico, implacable, infalible. El calibre de sus palabras era suficiente para callar las voces de quien nos quieren escuchar, pero quién si no es aquel que habla quien no deja hablar. El soldado era yo y mi objetivo el espejo, fui yo quien morí al verme de niño y sentirme viejo.

Ahora me arrastro de nuevo a tu trinchera como quien en medio de la batalla no morir espera, me tapo los oídos cuando los oigo gritar, los sigo oyendo y soy yo quien comienza a gritar. Grito por los caídos, pero más por los que ya murieron aunque sigan vivos, grito por ellos pero ahora más grito por mi. Porque en un mundo que no quiere escuchar, yo me quiero hacer oír.

Me inclino ante ti de nuevo desnudo, con el cuerpo tatuado, y con más cicatrices, me cobijo en tu sombra y me siento a descansar el tus raíces. Me enseñas la manzana, y aunque siempre tengo ganas hoy solo quiero estar aquí, que espere un poco mañana, que acabo de entrar en la cama, ahora solo quiero existir.

Jure no pedir perdón, pero a ti te pido permiso, tu que me salvaste al filo de un tercer piso, tu que salvas mis pies cuando ando, mis frases cuando improviso, tu que hiciste que entendiera que el amor pesa más que el odio, tu que si me entiendes, a ti me abrazo folio.

Ya nunca nos veremos.

Lo bonito de un ya nunca nos veremos son los recuerdos con los que te quedas, y nadie quiere recuerdos tristes

es saber que la pena mereció la alegría, que la noche cayó después del día

es decir adiós, sin necesidad de despedida

y es que aún teniendo, para ti, esas historias no tienen fin.

Son los te quiero que decíamos, aún sabiendo que ya nos teníamos

son los besos que hablaban, cuando las meras palabras a nuestras bocas no bastaban

son las caricias en la herida, cuando la vida golpeaba

el símil entre Cupido y la Parca, ninguno deja cicatriz, ambos dejan marca.

Es conservar el anhelo de que vuelva aún sabiendo que no lo hará

es echar de menos, ahora que no te echas de más

es recordar una sonrisa dibujada en unos ojos

y descubrir, otra forma de felicidad.

Es no tener miedo a caminar

sabiendo que andar es perecer

y puestos a morir

prefiero morir por querer.

Lo bonito de un ya nunca nos veremos

es que nunca es para siempre, así que nunca digas nunca.